lunes, 17 de septiembre de 2012

La magia de decir adiós.

Todo ocurre deprisa, demasiado incluso. Coges cariño a alguien, ¿y qué es lo que queda? La magia del decir adiós. Una vez pronunciada esta palabra no hay marcha atrás, solo queda esperar a que el recuerdo de esa escena deje de doler (tanto). No dejas de pensar que no lo volverás a ver y que desaparecerás de su memoria cuando esa persona seguirá viva en ti por no se sabe cuanto. La verdad es ¿por qué tu no lo vas a olvidar y esa persona a ti si? En realidad no lo sabes bien, pero de todos modos... ¿qué más da? No queda nada de esa persona, no te acuerdas de su voz ni de su olor, ni de su forma de hablar y caminar. Lo único que tienes es un par de fotos que mantienen el recuerdo envuelto en llamas y que no se apaga.Al principio mantienes en alerta las esperanzas de ese reencuentro, pero poco a poco vas cayendo hasta que caes de cruces contra el suelo y duele, duele volver a la realidad y saber que esa persona ha ido por un camino paralelo al tuyo, de imposible alcance.Las lágrimas derramadas por el recuerdo; las que más duelen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario