domingo, 5 de agosto de 2012

Amor adolescente.

El amor adolescente... Eso que sacaba de quicio a nuestros padres hace 10 años. Que hace tiempo que no sentías por nadie. Y, ahora, estás repitiendo la historia. Todavía recuerdas cuando te escapabas a escondidas por las noches, cuando salías con "María" y "Juana" los sábados por la tarde. Todavías recuerdas los SMS de amor antes de acostarte. Todavía lo recuerdas a él. Y todavía lo tienes tan idolatrado que no has encontrado a nadie como tu amor de juventud. ¡Despierta! Tú ya no eres como eras entonces. Y, aunque lo buscaras por todo el mundo, aunque lo encontraras, aunque besara igual y te tocara igual... Nada sería como fue. Porque han pasado muchos años y los dos habéis cambiado.
En ocasiones, las personas experimentamos un choque muy profundo. Cuando nos quitan algo o perdemos a alguien de forma inesperada, nos bloqueamos. Y esto es justo lo que te ha pasado a ti. Pero estamos obligadas a madurar y a experimentar los distintos cambios que pasamos en nuestras vidas.
Ahora, después de tantos años, has conocido a alguien. No lo has planificado, no lo has buscado. Simplemente, él te ha encontrado a ti. ¿Tendrá Carlos algo del joven Sebastián? ¿Sabrá hablarme cómo él lo hacía? Y lo más importante, ¿conseguirá seducirme tanto como entonces? Recuerda que son dos hombres. Ya te puedes ir olvidando del tal Sebastián porque no regresará a tu vida por obra del destino. Tu momento es aquí, tu momento es ahora. Y debes ponerte las pilas para vencer esa timidez que te has autoimpuesto tú solita. Después de tanto tiempo sin sentir nada por nadie, o sin querer sentir nada por nadie, tus primeros sentimientos nacerán rápidamente. Y es que tu corazón no se ha proclamado en huelga. Tu corazón tiene ganas de sentir. Sientes como el enchochamiento se convierte en enamoramiento. Sientes las mariposas en el estómago cuando te llama. Y sientes caricias invisibles cuando te besa. Estás experimentando el clásico amor adolescente. El que tanto anhelabas y no querías reconocer. A todas nos ocurre lo mismo. Porque los primeros meses de toda relación son los que más satisfacción nos proporcionan. Después, y si todo avanza bien, la relación se hace más formal y vuestra pareja se convierte en una rutina.Pero en tu caso es distinto. Han pasado algunos meses y todavía estás enamorada como los primeros días. ¿Será para mi? ¿Será el primero y el último? Y, ¿sentirá lo mismo que yo estoy sintiendo? Y lo peor es que si cuando tenías 16 años era tu madre la que te agobiaba, ahora son tus amigas las que no dan fe de lo que te está pasando. Que si estás muy pesada, que si cómo es posible que sientas eso en tan poco tiempo, que si algún fallo tendrá que tener él, que si te estará engañando. Pero tú nada. Tú a lo tuyo. Y mientras ellas siguen erre que erre, estás viviendo un momento increíble con él.
Pero como todo en tu vida, tu relación también avanza lentamente. Los primeros besos fueron inevitables y las caricias eran diarias, pero más adelante ocurrirán cosas nuevas, que te llenarán de emoción y alegría, que te ayudarána a saber si relamente confías en tu pareja. Que seas la nueva tú. Y que vayas a por todas. Porque, aunque de momento, a él no le ha importado que no estés preparada para estar en la cama con él... No sabes si algún día le importará. Si eres algo cortada y no sabes cómo empezar... No tienes por qué ir al lío directamente. Es más, nunca seas así. Es mucho mejor que le dediques miradas insinuantes, que le toques de forma erótica y que seas lo más sensual que puedas. Para que sea él el que tome el paso, ya que tú no terminas te atreverte. Tú eras así en tu adolescencia. Si con la edad de entonces eras tan espavilada, ¿a qué se debe este giro repentino? Cambia el chip y conviértete en la niña inocente y sensual de aquellos años. ¡Regresa al pasado pero continuando en el presente! Yo esto me lo tomo ens erio, y la verdad es como me ha ocurrido a mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario