miércoles, 8 de agosto de 2012

La misma piedra.

Ambos se quedaron boca arriba, mirando al techo fijamente mientras intentaban recuperar la respiración. Su ropa estaba esparcida por todo el suelo de la habitación. Ahora, como ropa, compartían sábana. Ella tragó una gran bocanada de aire y cerró los ojos con fuerza. No se podía creer lo qe había hecho. Cualquier cosa le habría parecido mas sensata que aquello. Pero lo pero de todo es que no sentía por ninguna parte ese sentimiento llamado arrepentimiento. Se incorporó en la cama y sacó de la mesilla de noche la cajetilla de tabaco para emergencias. Esa situación era digna de ello. Deslizó entre sus dedos el cigarro y lo encendió. Intentaba buscar respuestas en el amargo humo, pero no consiguió nada, el humo no le hablaba.
- Te arrepientes.. verdad? - dijo él con cuidado, con miedo, con.. pena. Seguía tumbado en la cama con la mirada perdida por alguna parte del techo.
Ella lo miró.
+ No, no es arrepentimiento, es solo que.. no sé. No me esperaba esto.
- Ya.. -Contestó él. En su voz había sarcasmo y mucha pena. Demasiada.
+ Te lo estoy diciendo en serio. Mira, yo ya te lo dije, te sigo queriendo como el primer día, pero..- no pudo terminar la frase. Dió otra calada de nuevo buscando apollo en el humo del cigarro.
- Pero estas mejor sin mi. Dilo, no hay problema.- Terminó el por ella.
+ No es que este mejor, es que de algún modo ámbos nos hacíamos daño estando juntos. Me gusta tenerte así, de vez en cuando, sin prisas, sin compromisos.. Solo qerernos un rato. Sabes que eres lo que mas quiero, pero no es bueno qe estemos juntos. No es sano.
Él se incorporó también, pero algo más atrás qe ella.Ésta le daba la espalda. Comenzó a acariciarla. Subió un dedo por su columna, de abajo arriba. Siguió por su nuca, hacíendola estremecer. Y por último, dibujó un corazón en el centro de su espalda. Ella estremeció. Un cúmulo de sensación la invadieron, como cada vez que hacía eso. Sintió como se le herizaba el pelo y la piel se le ponía de gallina.
- No quiero que eso cambie nunca. Quiero seguir siendo yo el único qe pueda ponerte la piel de gallina. No está en mis planes estar con alguien que no seas tu. Quiero tenerte, te necesito conmigo.
Ella cogió el cenicero de la mesilla y apagó el cigarro ya consumido.
+ Sabes qué puedo darte y qué no puedo. Es lo único que se contestarte. Me conoces a la perfección como para saber cuales son esas cosas. Me tendrás siempre que quieras, pero es lo único que puedo darte.
- Dijo ella, dandose la vuelta y mirandolo directamente a esos ojos color miel.
Él agachó la cabeza. Se pasó las manos por la cabeza un par de veces y al final levantó la mirada.
- ¿Sabes? Ya me da igual todo. Me da igual como, yo solo quiero tenerte.

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