martes, 7 de agosto de 2012

Jugábamos a hacernos daño, el peor juego de todos. El mejor.

-Puedo llamarte luego?-le dije.
Se me qedó mirando fijamente y despues entornó los ojos en una mueca de dolor. Tragó saliva.
+Creo qe ya hablamos muchas veces de esto, cariño. Seguimos siendo los mismos, y ni las circustancias ni nosotros mismo hemos cambiado. No hay nada qe hacer. Simplemente esto no debería haber pasado.- dijo ella.
Me había qerido engañar, pero no. Era verdad. Seguiamos siendo los mismo y ella tenía razón. Era un estúpido soñador. No podría remediarlo.

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